Blog do Ámbito Lingüístico Social de PDC
IES A Sangriña
viernes, 23 de abril de 2010
¿E que día e hoxe?
Hoxe, por ser o día que é, tendes que pegar en forma de comentario un texto literario que vos guste, en galego ou castelán, do autor ou época que vós prefirades. Comezo eu mesma. ¿Sabes que tradición hai neste día nas letras castelás?
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Terras outas e soias! Serras longas mouras! Eu son esta coor de soedá Ancares soñados co lonxe! Penas de Marco de Meio Mundo en ringuileira do Candedo ás Moás! Alto da Lucenza Formigueiros Montouto Pía-Páxaro Tesos cumes do Courel! Pobos probes Ardidos de tristura mouros de queimados! Lor ruxindo polo val pecho! Ucedo e ucedo! Fontiñas outas penedos carrozos escuros fragas agros soutos e devesas! Labregos e pastoras que soio vistes istes tesos e máis estes vales! Aturula a curuxa e canta o cuco Medindo o tempo quedo que se para na cor e tornándose Contra un ven cravarse no sitio onde máis se sinte! Serra aberta (Os eidos 2)
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
NOCHE Sobre la nieve se oye resbalar la noche La canción caía de los árboles Y tras la niebla daban voces De una mirada encendí mi cigarro Cada vez que abro los labios Inundo de nubes el vacío En el puerto Los mástiles están llenos de nidos Y el viento gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO Yo en la orilla silbando Miro la estrella que humea entre mis dedos.
Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar: podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
NOCHE Sobre la nieve se oye resbalar la noche La canción caía de los árboles Y tras la niebla daban voces De una mirada encendí mi cigarro Cada vez que abro los labios Inundo de nubes el vacío En el puerto Los mástiles están llenos de nidos Y el viento gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO Yo en la orilla silbando Miro la estrella que humea entre mis dedos.
NOCHE Sobre la nieve se oye resbalar la noche La canción caía de los árboles Y tras la niebla daban voces De una mirada encendí mi cigarro Cada vez que abro los labios Inundo de nubes el vacío En el puerto Los mástiles están llenos de nidos Y el viento gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO Yo en la orilla silbando Miro la estrella que humea entre mis dedos.
Y mi canción es para ti con las sílabas del verso introducido en esa palabra llamada amor. Hace calor en esta primavera avanzada y en la llamada de mi corazón mi canción es para ti con toda esta razón de ser poeta nocturno...
y cuando llega el turno de ser tu compañero amante jamás habré de abandonarte en el tiempo taciturno. Qne mi canción es sonrisa en la noche y lo diurno de este mañana que es hoy llamado claro y no oscuro. Y duro... eternamente duro.. en lo blando de tu corazón. Así es mi razón en este mundo tan puro de tus ojos y mi pasión. ¿Ilusión?. Eso dicen los rubicundos del tragar sin compasión mientras los enamorados tienen hambre pero son hombres de verdad enteros. Estos poemas verdaderos son las Leyes de mi corazón.
Terras outas e soias! Serras longas mouras! Eu son esta coor de soedá Ancares soñados co lonxe! Penas de Marco de Meio Mundo en ringuileira do Candedo ás Moás! Alto da Lucenza Formigueiros Montouto Pía-Páxaro Tesos cumes do Courel! Pobos probes Ardidos de tristura mouros de queimados! Lor ruxindo polo val pecho! Ucedo e ucedo! Fontiñas outas penedos carrozos escuros fragas agros soutos e devesas! Labregos e pastoras que soio vistes istes tesos e máis estes vales! Aturula a curuxa e canta o cuco Medindo o tempo quedo que se para na cor e tornándose Contra un ven cravarse no sitio onde máis se sinte!
Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar: podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados. Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos... ¡Vive hoy! ¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy! ¡No te dejes morir lentamente! ¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido.
[...] Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que, rojo en el hogar, mañana ardas, de alguna misera caseta al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hacia la mar te empuje, por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.
*El 23 de abril se conmemora el fallecimiento de tres escritores: el español Miguel de Cervantes y Saavedra, el inglés William Shakespeare y del cronista Garcilaso de la Vega (el Inca), todos ocurridos en 1616. De esta forma, la Unesco en 1995, aprobó proclamar el 23de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor
EL MUNDO
ResponderEliminarUn hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
EDUARDO GALEANO
Manzana dura
ResponderEliminartarde de primavera
la vida pura
Es la manzana
tierra madurada
por la mañana
Manzana verde
nace la madrugada
todo se vende
Vi la manzana
hora de breve pausa
tras la ventana
Manzana de oro
soles que ya relucen
hablar del loro
Sexta manzana
siete jornadas buenas
octava nana
Don quijote de la mancha
ResponderEliminarEn un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Cervantes!
Terras outas e soias!
ResponderEliminarSerras longas mouras!
Eu son esta coor de soedá
Ancares soñados co lonxe!
Penas de Marco de Meio Mundo en ringuileira do
Candedo ás Moás!
Alto da Lucenza Formigueiros Montouto Pía-Páxaro
Tesos cumes do Courel! Pobos probes
Ardidos de tristura mouros de queimados!
Lor ruxindo polo val pecho!
Ucedo e ucedo!
Fontiñas outas
penedos
carrozos escuros
fragas agros soutos e devesas! Labregos e pastoras
que soio vistes
istes tesos e máis estes vales!
Aturula a curuxa e canta o cuco
Medindo o tempo quedo que se para na cor e tornándose
Contra un ven cravarse no sitio onde máis se sinte!
Serra aberta (Os eidos 2)
Don quijote de la mancha
ResponderEliminarEn un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Cervantes
Don quijote de la mancha
ResponderEliminarEn un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Cervanes
SOMOS BEIÑA(MARTÍNEZ)E LAURIÑA
ResponderEliminarNOCHE
Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.
BESITOS QEROMOSVOS!!
espero k os guste
ResponderEliminarPodrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar:
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
G. A. Bécquer
Don quijote de la mancha
ResponderEliminarEn un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
Cervantes
SOMOS BEIÑA(MARTÍNEZ)E LAURIÑA
ResponderEliminarNOCHE
Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.
BESITOS QEROMOSVOS!!
SOMOS BEIÑA(MARTÍNEZ)E LAURIÑA
ResponderEliminarNOCHE
Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.
BESITOS QEROMOSVOS!!
Y mi canción es para ti
ResponderEliminarcon las sílabas del verso introducido
en esa palabra llamada amor.
Hace calor
en esta primavera avanzada
y en la llamada
de mi corazón
mi canción es para ti
con toda esta razón
de ser poeta nocturno...
y cuando llega el turno
de ser tu compañero amante
jamás habré de abandonarte
en el tiempo taciturno.
Qne mi canción es sonrisa
en la noche y lo diurno
de este mañana que es hoy
llamado claro y no oscuro.
Y duro...
eternamente duro..
en lo blando de tu corazón.
Así es mi razón
en este mundo tan puro
de tus ojos y mi pasión.
¿Ilusión?.
Eso dicen los rubicundos
del tragar sin compasión
mientras los enamorados
tienen hambre pero son
hombres de verdad enteros.
Estos poemas verdaderos
son las Leyes de mi corazón.
Terras outas e soias!
ResponderEliminarSerras longas mouras!
Eu son esta coor de soedá
Ancares soñados co lonxe!
Penas de Marco de Meio Mundo en ringuileira do
Candedo ás Moás!
Alto da Lucenza Formigueiros Montouto Pía-Páxaro
Tesos cumes do Courel! Pobos probes
Ardidos de tristura mouros de queimados!
Lor ruxindo polo val pecho!
Ucedo e ucedo!
Fontiñas outas
penedos
carrozos escuros
fragas agros soutos e devesas! Labregos e pastoras
que soio vistes
istes tesos e máis estes vales!
Aturula a curuxa e canta o cuco
Medindo o tempo quedo que se para na cor e tornándose
Contra un ven cravarse no sitio onde máis se sinte!
uxio novoneyra
espero que os guste xD =)
ResponderEliminarPodrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar:
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
G. A. Bécquer
Muere lentamente quien no viaja,
ResponderEliminarquien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Pablo Neruda
A un olmo seco
ResponderEliminarAl olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
[...]
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio machado
respuesta a la pregunta
ResponderEliminar*El 23 de abril se conmemora el fallecimiento de tres escritores: el español Miguel de Cervantes y Saavedra, el inglés William Shakespeare y del cronista Garcilaso de la Vega (el Inca), todos ocurridos en 1616. De esta forma, la Unesco en 1995, aprobó proclamar el 23de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor